viernes, 28 de febrero de 2014

PUBLICADO EN LA SILLA ROTA.COM 15022014








                                   MÁS ALLÁ DE LA MERCADOTECNIA

Los últimos dos años han sido, para el cine mexicano, de constante experimentación y cambio de actitudes. Al afirmar esto no me refiero  a que por fin tengamos una industria dinámica que produzca muchas películas de calidad en los rubros de arte, comercial y documental.

Con esto que quiero poner sobre la mesa a nuestro propio star system desarrollado para  generar éxito a las películas más ligth  que se pueda, y que tiene como  objetivo aparente impulsar a los actores taquilleros con las temáticas lo más banales posible. 

Este sistema es sencillo y oportunista, se busca una temática simple y se le da un tratamiento “original y novedoso”  buscando invariablemente la comedia fácil y olvidando todos los demás géneros que existen en el mundo cinematográfico. Un buen remate para ésta estrategia es buscar la fecha más obvia para su estreno. Por ejemplo el día del amor y la amistad, 14 de febrero.

Y eso es justo lo que el día de ayer sucedió con Cásese Quién Pueda (2014, Constandse), que fue estrenada el día de ayer con mil copias  en toda la república, protagonizada por la niña mal original, Martha Higareda.

Y la verdad es que estoy un poco cansado de este método que no solo deja de lado los demás directores y productores que se esfuerzan por hacer algo más que solo imitar y tropicalizar los modelos de comedia norteamericanos, sino que para colmo  dejan de lado montones de otros géneros fuera de los ojos de  los espectadores mexicanos en las salas cinematográficas. O es “divertido” o no lo pasamos en el cine, parece ser la consigna.





Por estas razones, creo que la mejor columna que puedo ofrecerle al lector en las horas posteriores al festín de  mercadotecnia que significa actualmente el día de San Valentín,  orgía mediática en el cual incluyo Cásese,  que en acto de desagravio daré la lista de algunas de mis películas favoritas de amor. Ojo, no me refiero a comedias románticas en exclusiva, aunque incluyo algunas,  sino a películas que tratan el amor  de alguna forma que me resulta atractiva o especial.




El secreto de sus ojos (Campanella, 2009). Excelente película que nivela de manera magistral el thriller policiaco con dos historias de amor tan humanas como retorcidas. La historia de los últimos 30 años de Argentina se refleja en los personajes de una manera inteligente y cruda, El final feliz  de esta historia en realidad no tiene nada de feliz, sino que es un poco duro de tragar a pesar del amor consumado por parte de los  protagonistas.  Ganó el Oscar a la mejor película hablada en una lengua extranjera.







Good Will Hunting (Van Sant, 1997). Un psiquiatra automarginado y un joven de los barrios obreros de Boston forman una pareja fraternal en la que no hay ni un momento desperdiciable, mientras ambos luchan por ver cómo Will, el del título, maneja su increíble don matemático sin quedar muerto en el intento. Esta película me hizo fan de Matt Damon, aunque él se esforzó luego por quitarme tan buena impresión inicial.







Cuando Harry Conoció a Sally (Reiner, 1989). Esta comedia  previa a la época del internet y los celulares es una farsa cuidada e inteligente donde se exploran los papeles que hombres y mujeres podemos tener en una relación: amigos, pareja, amantes y divorciados. Un plus además de los diálogos inteligentes y las  actuaciones sumamente cuidadas lo constituye el himno visual a Nueva York que podemos presenciar en algunos momentos de la historia.







Casablanca (Curtiz, 1942), Icono de las películas de posguerra, ésta es una de las historias más citadas  a nivel mundial y con la pareja de protagonistas que podría ser sin problemas una de las más importantes de la cinematografía mundial: Humphrey Bogart e Ingrid Bergman. Si no la ha visto se encuentra en pecado mortal absoluto y debe ir inmediatamente a rentarla o verla en su Tablet. Here´s looking at you, kid.







Relaciones Peligrosas (Frears, 1988). La decadencia de una clase social en la Francia prerrevolucionaria se manifiesta a través del sexo, la seducción y las tramas intrigantes. Esta película además de su historia se fundamenta en las actuaciones de John Malkovich, Michelle Pffeifer y uan extraordinaria Glenn Close. Si lo que le gusta ver son historias ligeras de final feliz completo le recomiendo que se aleje, si le gusta el buen cine que trata el amor de forma despaiada, se abienvenido.




Se me quedan en el tintero Elsa y Fred, El hijo de la Novia, La vita e Bella, Solo con tu Pareja,  Il Postino, Los Puentes de Madison, Singles y algo así como diez títulos más,  pero creo que ya expliqué mi punto y se me termina el espacio para escribir.




El amor, aún en el cine, no es ni tiene que ser sinónimo de boda o de final feliz.  Espero que algún día se entienda entre aquellos que toman las decisiones en el cine comercial de nuestro país y tengamos historias más inteligentes, originales y reflexivas que la carrear por llegar al altar de una novia despechada.

@HigueraB

jueves, 27 de febrero de 2014

PUBLICADO EN LA SILLA ROTA.COM 08022014




Una de las situaciones negativas que aquejan de forma constante  al cine es el prejuicio del espectador. Muchas veces la posible audiencia de una obra tiene  pre-concepciones incluidas al elegir qué ver como si se tratara de una orden de su ADN a la cual no se puede resistir.

Uno de los esfuerzos tradicionales para contrarrestar este tipo de comportamiento lo constituyen los festivales y ciclos cinematográficos  de todo tipo, género y temática. En ellos podemos encontrar una amplia oferta de propuestas del séptimo arte que, de no ser por estos espacios, no podríamos nunca aspirar a conocer ni disfrutar,  ya que la consecuencia (¿o es el origen?) del comportamiento prejuiciado de la audiencia  es que nunca son mostradas en los cines comerciales por no ser redituable su exhibición. El dilema típico del huevo y la gallina.

Esto nos ha llevado a la contradictoria situación  de vivir en una ciudad que se considera de vanguardia y cosmopolita como  el DF y no tener ni idea, o peor aún no tenemos el interés, dónde ver o cómo conseguir cine de diversas partes del mundo, documentales o cortometrajes, en especial si se trata de producciones nacionales. Géneros todos que conforman formas especializadas de narrativa cinematográfica que  no siguen los patrones establecidos por el star system de Hollywood.

En estos días nos encontramos en la capital  con el  arranque de la edición 2014 de Ambulante, festival móvil especializado en el documental, un esfuerzo que busca romper estos paradigmas negativos, organizado en conjunto entre  Canana Films, Cinépolis y el Festival Internacional de Cine de Morelia  y contando con el apoyo de CONACULTA  y el GDF.
Lo interesante de este esfuerzo radica en tres puntos esenciales. Primero, se abren las salas de los complejos cinematográficos una de las cadenas más importantes de nuestro país  para  poder observar una muy interesante selección de documentales nacionales e importados, intentando romper el círculo vicioso de la falta de audiencias para este género. Segundo, el festival no tiene una sede fija y  como indica su nombre es una gira de cuatro meses por doce estados de la república, constituyéndose así en uno de los festivales  de nuestro país de mayor duración e importancia en el año. Tercero, es un esfuerzo respaldado por dos de los más reconocidos histriones de nuestra cinematografía actual, Diego Luna y Gael García,  a través de su productora Canana Films para revertir el ostracismo autoimpuesto en el que muchas veces  los creadores  se escudan para explicar que no cambien las situaciones adversas alrededor del cine nacional.

Por mi parte me parece una excelente oportunidad de acercarnos a lo que es el documental modero y sus diferentes vertientes y temáticas. Algo que nos ayudaría a entender que documental no solo es lo que presentan Natgeo y Discovery en la televisión de paga. Lo invito a que se acerque al sitio de Ambulante en la red para que pueda checar reseñas y calendarios, quizá encuentra que le gusta ir al cine a ver algo más que superhéroes y comedias románticas.

In Memorian

La verdad es que me tomó completamente desprevenido la muerte de Phillip Seymour Hoffman, un favorito personal. 

El actor nacido en a finales de la década de los 60 tenía ya una carrera reconocida y  sólida a pesar de que su físico, para nada un galán, no le ayudaba en nada para conseguir papeles protagónicos. Lo que a veces lo llevaba a tener que ser segundón en películas mediocres como la comedia romántica Along Come Polly (Hamburg, 2004) situación que culminaba invariablemente con una excelente actuación de su parte,  Polly donde se comió crudos a Jennifer Aniston y Ben Stiller que son cero cómicos.

Desde el momento en que apareció en Scent of a Woman (Brest, 1992) en el papel de un odioso mirrey de la alta sociedad de costa este de USA se convirtió una promesa  actoral en la que había que  tomar en cuenta para grandes proyectos. Por fortuna, y a diferencia de Heat Ledger, vivió lo  el tiempo suficiente para ser  galardonado con el Oscar por su encarnación del escritor Truman Capote en 2006.

Descanse en paz.

Final cut

En la última semana del pasado mes de febrero se lanzó  convocatoria por parte de IMCINE para el reparto del Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad, mejor conocida como FOPROCINE. Este es uno de los principales apoyos económicos patrocinados por el estado mexicano para la producción de largometrajes de ficción, animación y documental y cuyo período para la recepción de propuestas cierra el 20 de marzo próximo.

Si eres o conoces algún creador cinematográfico de estas áreas no duden en visitarla pagina de IMCINE, http://www.imcine.gob.mx/ , para enterarse de las bases de este apoyo. Cómo mecioné al inicio hay un circulo vicioso que romper con respecto al cine mexicano y una de las soluciones es producir cada vez más y mejores películas, ¿no creen?


martes, 28 de enero de 2014

PUBLICADO EN LA SILLAROTA.COM 18012014




En los últimos días se ha levantado una gran ola de celebración en los medios de comunicación porque un mexicano  ganó dos famosos premios como mejor director, gracias a su película Gravity (2013). Por supuesto que nos referimos a Alfonso Cuarón, quién en su última incursión en el cine hollywoodense parece consolidarse para ser un competidor por el Oscar de este año.

En muy pocos días el director, su equipo y la obra han recibido Golden Globes, Critic´s Choice Awards y un total de diez nominaciones a los premios de la academia de ciencias cinematográficas de USA, entre las que destacan mejor dirección, mejor fotografía y mejor actriz. Sume usted las nominaciones a los BAFTA británicos y tenemos una película dirigida por un mexicano que se está llenando de premios y gloria.


¿Y qué tan benéfico es esto para nuestro país y sus cineastas?

Ya en alguna ocasión, hace años, mencioné que me encontraba fascinado y aterrado al mismo tiempo por el éxito que el pequeño grupo de directores mexicanos que los medios bautizaron como el Tequila Gang, antes de que Guillermo del Toro fundara la compañía del mismo nombre, pues me parecía que su trabajo estaba haciendo mucho ruido y  cosechando multitud de premios, pero que a la larga  el esquema basado en el star system no tendría mucha repercusión en la situación real de la producción cinematográfica de México.

Y así hemos visto que películas, nominaciones y premios  de este grupo de directores  van y vienen.  Por  ejemplo, Biutiful (Iñarritu, 2010) logró premios en Cannes y en los Oscar para Javier Bardem y nominaciones para su director para la Palma de Oro y como mejor película en idioma extranjero en los Oscar, podemos agregar más de una veintena de nominaciones y premios a nivel nacional e internacional.

En el caso de Del Toro, mi favorito del grupo, su Laberinto del Fauno (Del Toro, 2006) logró ganar la mejor cinematografía en el Oscar, otorgada al mexicano y excelente cinefotógrafo Guillermo Navarro,  mejor dirección de arte y mejor maquillaje, así como muchas nominaciones más durante 2006 y 2007.  Su última entrega, Titanes del Pacífico (Pacific Rim, 2013), a pesar de la espectacularidad y de que nos encantó a los geeks fans de  los comics y  el manga, no logró colarse en los Oscar ni en las categorías de animación o efectos especiales.

Sin embargo, estos éxitos comerciales que celebran los medios en general han ocultado a la vista de la gran mayoría de los mexicanos la magra producción  de filmes nacionales que apenas roza las 100 películas durante 2013, en muchos casos en coproducción extranjera mayoritaria o autofinanciadas, y los  escasos 71 premios que recogieron de acuerdo con lo reportado por IMCINE. 

De esta forma muy pocos saben o recuerdan que el director Amat Escalante ganó el premio a mejor director en Cannes y fue nominado para la Palma de Oro, considerado por muchos máximo galardón del cine mundial para un director. Tampoco hizo eco el triunfo de La Jaula  De Oro (Quemada-Díez, 2013) en Sao Paulo y Mar del Plata o sus nominaciones al Goya, en España.

Y podríamos seguir con la lista de películas que son hechas con oficio, tenacidad y talento pero que nadie recuerda haber visto en cartelera o tan siquiera saber que se realizaron y se lanzaron en nuestro país. Quizá es que los medios y la audiencia de nuestro país preferimos fijarnos en melodramas espaciales, monstruos fantásticos o videntes moribundos que son presentados por directores que tiene un amplio espacio mediático, gracias a las taquillas abultadas y premios glamorosos que han recibido. 

Además hay otro aspecto del que casi nadie habla, las exitosas  películas del otrora Tequila Gang  que hemos mencionado cuentan con un indiscutible talento mexicano  representado en sus directores mexicanos y  a veces también en sus directores de fotografía. Sin embargo, ninguna de esas películas son atribuibles a México, es decir los premios que se reciben no los podemos pensar como premios logrados por nuestro país. 

Si revisamos las fichas técnicas de Gravity, Laberinto del Fauno y Biutuiful podremos ver que casi todas las productoras involucradas, la gran mayoría del crew, los estudios, una gran parte del talento de arte y técnico, y el financiamiento proceden de Estados Unidos, España u otro lugar fuera del territorio nacional.

No nos equivoquemos, no soy un ultra nacionalista trasnochado que diga que tooodo tiene que ser nacional en el cine, o no es válido. Tampoco crítico per se el hecho de que directores de nuestro país realicen películas en Hollywood y ganen premios. 

Lo que me parece cuestionable es el estado que nuestro cine presenta, el poco seguimiento mediático que tienen películas humanas que tratan de temas más cercanos a nuestra realidad y la incapacidad que tenemos como audiencia para darle un voto de confianza a las películas nacionales que entran a cartelera al preferir siempre el éxito de moda sin importar que sea dirigido por mexicanos, americanos, indios o suecos y obligando así a los distribuidores a retirarlas por opciones más lucrativas.

La verdad me tiene harto que los éxitos nacionales en cualquier actividad sean efímeros y sin consecuencias. Y así tenemos UN premio Nobel de Química, pero no mayor investigación científica; tenemos UN equipo Triki campeón mundial, pero no hay más deporte ni una política nacional para fomentarlo; tenemos UN equipo campeón en olimpiadas académicas, pero la educación en general es un desastre…y así podemos seguir

El gran problema con los premios de Gravity es que, casi por seguro, no afectará positivamente a los creadores y realizadores radicados en México y no será el gatillazo que impulse el crecimiento de nuestro cine y de las videoartes. Tampoco ayudará a mejorar las condiciones de cuasi censura que otros realizadores sufren o la falta de verdaderos apoyos financieros

Y por eso al ver las noticias de los premios de ésta realización  me surge la pregunta, ¿otra llamarada de petate?

lunes, 9 de diciembre de 2013

PUBLICADO EN LA SILLA ROTA.COM 06122013




Hace unas cuantas semanas el Baja International Film Festival arrancó con una película animada proveniente del sur del continente, la ya famosa Metegol (Campanella, 2013),  la cual inició así su exitoso paso por las pantallas de nuestro país.

La calidez y originalidad de la historia de esta película animada argentina me puso en la vía de una reflexión recurrente que me persigue desde hace años,  originada cuando me enteré que uno de mis programas favoritos, Los Simuladores, tendrían su versión mexicanizada. Esta reflexión es sencilla: a mi parecer México puede desplegar uno de los mejores niveles de producción técnica del mundo en cine y TV, por no mencionar la habilidad para comercializarlos y volverlos éxitos masivos internacionales, pero posee un tremendo déficit al momento de realizar  argumentos e historias novedosas.

Lo  que más me entristeció es que, cuando tuve oportunidad de presenciar los capítulos de Los Simuladores realizados en nuestro país pude constatar que apenas se había puesto esfuerzo en la adaptación de las historias y hasta en los chistes. Los gags criollos y el humor argentino apenas quedaban disfrazados al cambiar la acentuación y los términos de los diálogos de la “nueva”  serie televisiva restándole credibilidad y hasta la posibilidad de una  aportación creativa.

Como este caso existen muchos, muchísimos y cada año aumentan. Podemos seguir mencionando ejemplos de esta práctica de importación de ideas para tropicalizarlas a México por varias páginas. Películas, series de televisión como Cándido Pérez y Durmiendo con mi Jefe;  gran número de seriales tanto de Azteca como de Televisa son ideas compradas a argentinos, brasileños, españoles (Vecinos es el remake de una serie ibérica, por ejemplo) e incluso hemos llegado a la adaptación de soap operas de éxito angloparlante como es Gossip Girl, que se transformó en Gossip Girl Acapulco en un alarde  de maestría y creatividad de la titulación.

En lo personal me parecería más honesto que diéramos honor a quien honor merece, en otras palabras si vamos traer una idea o argumento de un producto mediático deberíamos traer el producto original, tal y como se hizo con la divertida serie gaucha Lalola o con la maravillosa y excelente  Cuéntame como pasó, que continúa su transmisión por Canal 22 los domingos a la noche. Esto daría variedad en la programación y obligaría a mejores producciones nacionales.

Pero la regla actual  de no arriesgar y traer fórmulas de otros para refriteralas países alcanza todos los ámbitos y géneros: en los realitys iniciamos con un Big Brother y ahora tenemos La Voz México por mencionar dos; en cine No eres tú, soy yo  es un buen ejemplo de esto (recuerdo que Eugenio Derbez decía que era 100% mexicana “olvidando” la procedencia del guión); otro ejemplo es Rebelde Way, como se llamó en Argentina, que dio como resultado una de las telenovelas juveniles más exitosas de la televisión mexicana, aunque en una versión mucho más light que la original y generando un fenómeno musical como lo fue RBD. Podemos terminar esta brevísima lista con la mención de Mujeres Asesinas, que no sólo hizo más mainstream las historias sino que descontextualizó la serie de libros que originaron la serie, bestsellers de investigación periodísticas de fuerte contenido sociológico en cada caso abordado.

Brasil, Inglaterra, Holanda, Estados Unidos, Argentina y España son los lugares de origen de un gran porcentaje de nuestra cultura mediática actual. No sólo vemos series y  películas originales en versiones  dobladas, sino que además tenemos muchísima producción de maquila en donde lo único que se hace es rehacer las ideas aportadas por creativos y escritores de otras latitudes.

Y esto no ocurre por falta de propuestas o de escritores jóvenes y consagrados con ideas atractivas que podrían aportar grandes personajes, interesantes y cautivadoras historias  o novedosos estilos de narración audiovisual. El asunto es que la industria mediática en México, en su gran mayoría, no apuesta por la novedad ni por el riesgo. No es por nada que nos hemos convertido en al paíspor antonomasia de la telenovela estilo cenicienta a pesar de gente como Reygadas, Del Toro, Luna, Amat Escalante, entre otros. Esto genera en creadores originales una coyuntura draconiana: no poder desarrollarse en México o tener que irse a otros lados para concretar sus guiones y sus talentos en el área audiovisual. 

Y no me malentiendan, no soy xenófobo mediático o algo parecido. De hecho esta columna tenía la intención original de hablar de Juan José Campanella, director argentino que admiro y disfruto, y su  maravilloso Metegol. Sé que en un mundo como el nuestro es imposible no estar conectado o tener influencias o referencias pero este problema va mucho más allá y le resta a México la posibilidad de contar su propia historia e identidad.

Para que tengamos claro el impacto de este hecho imagine usted a México como un mural de Diego Rivera o de Siqueiros, ahora tape todo con pintura de un solo color. Eso es lo que en cierto sentido ocurre cuando ignoramos a nuestros escritores y guionistas y no les damos cabida en las series, películas y telenovelas de nuestro país: perdemos capital cultural trascendente y es algo que no nos podemos permitir. 

Y es por esta razón que mi aportación se transformó en una queja personal.